Mes: enero 2015

Si no cruje, sigue nomás durmiendo.

Esa exquisita sensación de que todo está alineado con el ritmo de lo que nunca podría ser definido como ajeno. Un torrente de seudo coincidencias disfrazadas de sincronismos desnudados en su mentira, y que sin embargo siguen produciendo el efecto delator de haber descubierto el propio potencial en la forma de un don; o lo que es mejor, de varios dones.
Es la certeza de habitar en una suerte de burbuja llena de una gelatina transparente que nunca antes había existido en ninguna forma ni siquiera parecida. Es ahí en donde se flota, los movimientos producen un impacto lleno de placer sobre la superficie viscosa que juega a estar hecha de éter.
Las palabras salen de la boca y pueden ser masticadas como chicles a los que nunca se les va, ni siquiera se les disminuye, el sabor. Masticando chicles en el interior de una burbuja que permite unos movimientos deliciosos. Encontrarse siendo un astronauta perfecto, a pesar de no haber repasado nunca.
Así como la desgracia nos convierte en marionetas, la dicha nos usa para representar su show de ventriloquia. El público aplaude desde un universo paralelo en el cual los seres humanos sólo somos los cactus que succionan las pocas gotas de agua que le quedan a un desierto que solo habita en el intento.
Así deberíamos acostarnos a dormir siempre, en este estado.
Soplando, para que la gente siga creyendo que el viento existe.